El códex florentinus contiene laHistoria general de las cosas de la Nueva España que es una recopilación de los textos del siglo XVI escrito en náhuatl y en él aparece el relato de Huitzilopochtli, el principal dios de los mexicas que se relaciona con el sol.
Como todas las historias antiguas, hay distintas versiones pero en este caso nos vamos a apegar a esta historia.
Se cuenta que cuando Coatlicue, madre de todo el pueblo, quedó embarazada muchos se enojaron y aclamaron que los había deshonrado. Su hermana pidió que mataran a la perversa, pues en su seno llevaba a su hijo que se había plasmado sobre ella como un plumaje.
Ante el posible ataque, su hijo le decía que no temiera, que él sabía lo que tenía que hacer.
Todos se levantaron en armas para matar a la madre que tanto los había deshonrado, todos menos uno que le iba a avisando a Huitzilopochtli por dónde venían para que previniera el ataque.
En el momento que más próximos estaban, nació Huitzilopochtli, “se vistió sus atavíos, su escudo de plumas de águila, sus dardos, su lanza-dardos azul, el llamado lanza-dardos turquesa. Se pintó su rostro con franjas diagonales, con el color llamado pintura de niño. Sobre su cabeza colocó plumas finas y se puso sus orejeras…” y todo el atuendo que conocemos. Es en ese momento que puso a fuego la serpiente hecha de teas llamada Xiuhcóatl. Ésta lo obedecía y con ella hirió a los enemigos que no tenían manera de defenderse ante tal fuerza. El poderoso poco a poco iba tomando los atavíos de los que iba eliminando y se adornaba a sí mismo con ellos. Desde ese momento, Huitzilopochtli fue venerado.
Aunque no hay muchas representaciones gráficas de él, excepto en algunos códices.
Uno de los altares del Templo de Tenochtitlán está dedicado a él (el otro a Tláloc).
A partir de este suceso, cada año alrededor del 21 de diciembre (pues cada año se mueve un poco la fecha debido al calendario), se hace una fiesta en honor al dios del sol celebrando su nacimiento en el cual se obsequiaba a los invitados mucha comida y unas estatuillas hechas de maíz azul tostado y molido, mezclado con miel negra de maguey.
De acuerdo con la investigadora, Amaranta Leyva la ceremonia comenzaba con una carrera por un corredor veloz que cargaba en sus brazos la figura de Huitzilopochtli hecha de amaranto. Detrás de ésta corría una multitud que se había preparado con ayuno. Se dice que cada solsticio de invierno, cuando el sol había ya había recorrido la bóveda del cielo, el dios se moría para convertirse en colibrí y regresar al origen.
El origen de las posadas se remonta a este ritual en el que los indígenas instalaban banderas o pantli de papel amare a todos los árboles frutales y plantas comestibles de la temporada. Se les ofrendaba pulque y tortillas a los árboles como muestra de agradecimiento a lo cosechado durante el año.
Se cuenta que uno de los posibles orígenes de la piñata es esto.
Fue a partir de esta similitud con la Navidad de Jesús, que los españoles evangelizaron con facilidad. Introduciendo los cantos villancicos en sus celebraciones.
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