miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿Nacemos genios o nos hacemos?

¿Quién quiere ser un genio?

genio

Los psicólogos discuten si un genio nace o se hace. Hasta ahora nadie ha sido lo suficientemente inteligente para descifrarlo.

Thomas Edison decía que la fórmula de la genialidad era 1% inspiración y 99% sudor en la frente, sin embargo, los estudiantes modernos discuten sobre los “prodigios” y sobre las contribuciones relativas de la genética. Casi nadie piensa que el genio se adquiere, la postura más común es que los genios tienen inteligencias especiales y que sin mucho esfuerzo logran grandes cosas.

Un psicólogo de la Universidad Estatal de Florida llamado Anders Ericsson, tiene la opinión de la minoría. Con 10 años de práctica, el Dr. Ericssen dice que cualquiera puede obtener un nivel de prodigio en la disciplina de su elección. La objeción principal de esta idea es el “argumento Mozart” nombrado así por Brian Butterworth, un neurocientífico en Londres que argumenta que no todos pueden hacerse Mozart con mucho trabajo.

El Dr. Ericsson se explica argumentando que las habilidades son en realidad el desarrollo potencial de la memoria al guardar información acerca de ciertos temas. La neurociencia confirma la diferenciación entre dos memorias, la de corto plazo, memoria de “trabajo” y la de largo plazo, el Dr. Ericsson cree que los prodigios aprovechan sus memorias de trabajo al poner información importante en su memoria de largo plazo, y eso, de alguna manera, las hace accesibles a los procesos de memoria de “trabajo”.

En un estudio neurológico ya se ha puesto a prueba el uso de esta memoria a largo plazo y se ha descubierto, estudiando a un prodigio matemático, que en efecto, ésta es la memoria que utiliza.

La persona estudiada en este experimento, no mostraba ninguna diferencia cerebral a la de los demás. Por otro lado, Ericsson decidió hacer otro experimento en el que juntó a personas que al parecer tenían la mínima habilidad de recordar hasta 7 dígitos, y con un poco de práctica lograron memorizar incluso cifras de 100 dígitos después de una leída en voz alta.

No se sabe en realidad si un prodigio nace, pero una cosa sí es verdad, un prodigio sin perseverancia no se hace prodigio y podemos encontrar una persona aparentemente común y que con mucho trabajo logre la excepcionalidad.

[Economist]

No hay comentarios:

Publicar un comentario