¿Hace cuánto que no miras tus huellas?
Durante muchos años Steve Jobs mantuvo una relación particular con sus pies. Si uno mira el trailer de la película, se encontrará con una toma a ras de suelo con los pies descalzos de un Steve universitario en primer plano. No son pocas las fotos de su biografía en donde la carencia de calzado viene unida a una expresión de libertad en su rostro. Todos sus biógrafos recuerdan que una forma de calmar su difícil temperamento era dando un paseo por el estacionamiento de la compañía. Sus amigos en la universidad decían que las únicas ocasiones en que lo vieron usando un tipo de calzado fue en invierno ¡Y eran sandalias! Es curioso que algunos de los acuerdos más importantes cuando volvió al mando de Apple los tomó durante esas charlas-caminatas que lo mantenían atento a su interlocutor. Se contaba que solía meter ambos pies en el retrete y jalar la palanca para limpiarlos y recibir una especie de masaje. A todo esto me vienen a la mente otras historias en donde los pies cobran un papel importante: ¿cómo olvidar ese momento en el que Forrest Gump comenta: “Mamá decía que puedes saber mucho de las personas por los zapatos que usa”? ¿Cómo olvidar cuando el biógrafo del gran periodista Ryszard Kapuściński vio los pequeños pies de éste y empezó a dudar de sus largos recorridos, dando pie a una extraordinaria investigación? ¿Cómo dejar pasar que en la filosofía hindú -de la que Jobs fue fiel seguidor- se recomienda el contacto directo entre el hombre y la tierra que pisa?
La primera recomendación de Jobs para los recién graduados de Standford en 2005 fue “Conecta los puntos”. Nuestros pasos en este mundo también son puntos a conectar. A veces es necesario detenerse un poco y echar un vistazo atrás. Sólo así es posible mirar el camino recorrido y saber si queremos seguir por ese rumbo o bien cambiar de ruta. No importa a dónde vayamos, no importa si son suelas de goma o un pie descalzo, siempre dejamos huella y más vale saberlo porque ellas seguirán ahí cuando nos hayamos ido. ¿Hace cuánto que no te detienes y miras tus huellas?
Muchas personas han dicho de él que fue un genio porque supo ver lo nuevo ahí donde todos pasaban de largo; porque encontró posibilidades distintas a productos conocidos y amplió los campos de múltiples industrias: “Think different” lo engloba mejor. Aquél día soleado en California Steve recordó un libro decisivo para su vida: The Whole Earth Catalog en donde aparecía un camino a media mañana y la frase: “Sigue hambriento. Sigue alocado”. Como suelen hacer los niños cuando están en medio de un juego que no quieren terminar. Baudelaire decía que: “tenemos de genios lo que conservamos de niños” y creo que Steve conservaba mucho de niño. Pienso en esos pequeños que detestan los peines y los zapatos, esos a los que les encanta caminar y descubrir hasta dónde pueden llegar por sí mismos, esos aventureros diminutos para los que todo es nuevo y a que aman inventar mundos posibles. No importa cuántas veces caigan, ellos explorarán el mundo con sus propios ojos y sus propios pies descalzos, hambrientos y alocados. Esa actitud frente a la vida es la huella que dejó Steve Jobs en el mundo.
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