Hace más de 50 años se descubrió que después de cierta edad en la infancia, el cerebro deja de desarrollarse y las células del cerebro ya no se pueden transformar ni reemplazar, las células que se pierden no se recuperan, entonces lo único que se puede hacer es evitar malos hábitos para alentar el ritmo de pérdida de las mismas.
Ahora la neurociencia, ha corroborado lo que maestros y practicantes de la tradición del Yoga argumentaban; que el hábito de la misma y la meditación pueden literalmente cambiar tu cerebro. Nuevas investigaciones han mostrado que cerebros viejos pueden tener neuronas nuevas.
El lóbulo frontal es el que se encarga de las funciones cognitivas como la planeación, el pensamiento abstracto, la personalidad y el comportamiento. Se ha comprobado que la respiración “Kapalabhati” (inhalación y exhalación rápida y repetida) funciona como una purificación frontal del cerebro gracias a sus efectos que rejuvenecen esta área del cerebro.
El cerebelo es el asiento de la conciencia y es la parte más grande del cerebro. Es el que se divide en los hemisferios derecho e izquierdo. En un nivel físico el hemisferio izquierdo controla el lado derecho del cuerpo y el derecho el lado izquierdo del cuerpo. En las teorías yogícas hay un nivel sutil del cuerpo que habla de dos canales principales: “ida” y “pingala” uno se encarga de la energía lunar y otro de la energía solar, cada uno se conecta con una parte del cerebro, otra coincidencia que respalda uno de los propósitos del yoga que es balancear estos dos canales.
Se ha comprobado que la meditación fortalece la comunicación entre la corteza pre frontal y otras partes del cerebro.
Hay otra coincidencia entre las teorías antiguas hindúes del Yoga y la ciencia actual y es que la glándula pituitaria, encargada de controlar el crecimiento, el metabolismo y otras hormonas está ubicada en el mismo lugar dónde se dice se encuentra el sexto chakra “Ajna” que literalmente significa “centro de comando”.
La digestión está ligada a la respiración, aspecto importantísimo en una práctica de Yoga, el cerebelo controla el equilibrio, la coordinación muscular, los reflejos y el movimiento, sin su funcionamiento no se podrían practicar posturas.
El lóbulo parietal está asociado al movimiento de las extremidades, al entendimiento del lenguaje y a la sensación de dolor, un estudio publicado en el Journal of Neuroscience en abril del 2011 comprobó que una meditación profunda puede reducir la sensación de dolor, parecido a lo que hace la morfina en nosotros.
Es curioso cómo el tiempo es lo que va comprobando que las teorías más antiguas e intuitivas se hacen las más recurrentes y que en realidad hay métodos para mejorar nuestra vida además de la medicina como la conocemos.
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